La intensidad de un partido de videojuego o la adrenalina que genera un partido de fútbol repetido, no es suficiente para Mourad Sefiance, uno de los fanáticos más acérrimos del París Saint-Germain. Acostumbrado a ir continuamente al Parque de los Príncipes para gritarle a Neymar o corear el nombre de Kylian Mbappé, esta cuarentena le quitó esa sensación.
Encerrado en su casa, por la pandemia provocada por el coronavirus, Sefiance entendió que es un adicto al futbol. Para muchos es quizás un deporte o distracción, pero en su caso, es mucho más. Una pasión, necesidad o cualquier sinónimo de prioridad.
“Sé que algunos piensan que un partido son 22 bestias que corren detrás de un balón. Para mí el fútbol es una escapatoria. ¡Es incluso vital para nuestro equilibrio mental!”, explicó a la AFP. “Hay gente que hace yoga para calmarse. Por mi parte, necesito gritar, estar en el estadio, apoyar a mi equipo, para estar bien”.
Ese concepto lo compartió a cabalidad Mehdi, otro de los fanáticos del Marsella. Incluso, no dudó en comparar el fútbol con una droga, y los impactos de la ausencia de la sustancia en un adicto. “Es como si ya no hubieran ‘dealers’ (suministradores de droga)”, bromeó.
Sin embargo, ninguno de los dos casos igualó al del inglés Jamie Towers. Molesto por no tener el ambiente de un estadio lleno, decidió recrearlo en su cuarto. Por eso, encendió una bengala cuando anotó el gol de la victoria en Football Manager, popular videojuego para celulares de fútbol.
Apostadores del fútbol, obligados a usar la creatividad
El fanático del fútbol acude a los videojuegos para llenar el espacio que dejó la suspensión de las ligas. Sin embargo, eso mismo no lo hacen los adictos a las apuestas que, ante la gran cantidad de aplazamientos, no tienen encuentros para jugar.
“El BATE Borisov es el Barça del confinamiento”, fue una de las fórmulas que utilizó el operador ‘Parions Sport’. La casa de apuesta utilizó ese mensaje para mantener la productividad durante la cuarentena. Después de todo, la liga de Bielorrusia, una de las pocas ligas que siguen activas desde marzo en todo el mundo.
“Bielorrusia es complicada, no conocemos demasiado las alineaciones o los jugadores lesionados”, aseguró Hervé Cohen, de 38 años. “Pero visto que había ya cuatro o cinco jornadas ya disputadas, me dije que podía estar bien intentarlo”.
Según Hervé, le empezó a agarrar cariño a los circuitos exóticos. Quizás en el pasado no se hubiera interesado en una liga más allá de la francesa, española, inglesa, italiana o alemana, pero en tiempos de pandemia tuvo que ceder.
“He visto a muchos apostantes que comienzan ahora a hablar de Corea del Sur. Es gracioso porque antes de la crisis está claro que nunca hubiéramos tenido la idea de ir más lejos que la liga brasileña”. Continuó.
Repeticiones= menos adrenalina para los fanáticos
Thibault, un francés de 31, no recuerdo cómo o por qué se enamoró del fútbol. Lo que sí tiene claro que es cada fin de semana va a un estadio para sentir la adrenalina que vive en los recintos de la Ligue 1. Como muchos fanáticos.
Pero gracias al coronavirus, estuvo obligado a buscar otras formas. Está intentando con partidos repetidos, para ver si puede revivir lo que presenció en esos momentos. Como esperaba, ni se acerca a la sensación.
“Hago un listado de los mejores partidos de la Liga de Campeones en los treinta últimos años y me encontré con el Nantes-Juventus de 1996 (3-2 en la vuelta de semifinales). ¡Ni sabía que el Nantes había hecho un partido así en (el estadio de) La Beaujouire!”, dijo a AFP.
“Nada puede reemplazar la adrenalina de un partido de verdad, pero intento compensar con otra cosa para que mi cerebro no se olvide de la droga del fútbol”, finalizó.
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