A los 23 años, el chileno Marcelo Ríos consiguió algo inédito para el tenis latinoamericano. Por seis semanas encabezó el ranking de la ATP. Aquel hito del deporte de este lado del mundo fue un estallido para el desarrollo de la disciplina en Chile, pero para “El Chino” fue una especie de maldición de la que ahora dice que le hizo muy mal.
Desde hace cuatro años vive en Sarasota, Florida. Aseguró buscar un lugar donde no hubiese tanto latino como Miami. También quiso alejarse de los chilenos, por eso decidió mudarse de ese país e ir a una zona exclusiva donde tiene como vecino a otras tantas estrellas del tenis y también de la música.
Ríos es zurdo y le pegaba fuerte a la pelota. Su especialidad era jugar en tierra batida, donde por años fue casi que invencible. Esta fue una de las razones que lo llevaron a ser el mejor del mundo, convirtiéndolo en una celebridad.

“Me hizo mal ser número uno del mundo. Me hizo ser más conocido. Empieza a aparecer la farándula, se meten en tu vida, aparecen las mentiras y lo que menos importaba era si ganaba un partido de tenis, interesaba si me mandaba una cagada”. Así lo dijo Ríos en una entrevista al Canal 13 de Chile, en la lujosa casa alquilada donde vive en Sarasota.
Tan talentoso como polémico, así era Marcelo Ríos en la cancha y fuera de ella. En ese 1998, cuando fue número uno, ganó el abierto de Auckland, Indian Wells y Key Biscayne; también fue finalista del Abierto de Australia.
Precisamente aquella victoria en Key Biscayne, derrotando en la final a Andre Agassi, le dio el número uno del mundo. Esa cima le duró cuatro semanas, aunque luego regresó por un par más. Después de allí no regresaría al primer puesto, en unos años en los que Pete Sampras mandó.
“Me hubiera encantado ser número uno a los 28 años, cuando era más maduro. Fue demasiado intenso, pasó todo muy rápido. Nunca me gustó la vida del tenista. Me gustaba jugar, entrenar, competir. Pero la vida, los viajes, las maletas, todas las semanas, andar solo, no me gustaba”.
Marcelo Ríos
Aquellos años de gloria le tomaron muy joven. En su país tomó una fama que lo agarró por sorpresa. “Me lo tomé de forma agresiva. Nadie te enseña a ser ídolo. Nadie me enseñó. Yo seguí haciendo mi vida, yo era Dios en Chile, en un país donde no hay ídolos, donde no habíamos ganado ni una huea, con 21 años”.
Su nueva vida y la lucha contra el Ravotril
Marcelo Ríos disputó su última serie de Copa Davis en 2003 ante Venezuela, participando en 11 ediciones. Con 28 años, “el chino” Ríos se retiró del tenis, plagado de lesiones y problemas de salud. Su carrera en el deporte fue corta.
El chileno aseguró haber sufrido de estrés por lo que un médico le recetó Ravotril (Clonazepam). “Me vino como una angustia y el doctor me dice ‘tómate ravotril’. ‘¿Y cuántos tomo?’. ‘Los que quieras’. Te estoy hablando en serio, el doctor es conocido, se cayó. Llegué a tomar 12 miligramos diarios”.

Ahora su vida es mucho más tranquila. Asegura vivir en una lujosa casa alquilada por un amigo y entre sus vecinos cuenta con Petr Korda, María Sharapova, Tommy Haas y Angus Young de AC/D. Acá (Miami) hay mucho chileno entonces era volver a lo mismo, y una de las razones por las que me fui de Chile es que me sentí un poco ahogado en Chile y necesitaba un poco de tranquilidad”.
Esa tranquilidad le ha costado mucho esfuerzo, precisamente en momentos en los que tuvo que enfrentarse a la bebida. “Un día, estaba aburrido y me compré un litro de aguardiente, y pa’ dentro. El aguardiente pega después de un ratito, es como el tequila. Fueron 12 o 13 shots. Para Año Nuevo no llegué a los fuegos artificiales. A las 10 ya estaba dormido. Y me lo tomé, y bien. Y de repente me fui a la chucha”.
Después de Ríos el tenis chileno ha tenido grandes tenistas. Fernando González, Nicolás Massú, Christian Garín y otras promesas, pero ninguno tan extravagante como Marcelo Ríos.
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